martes, 19 de mayo de 2009

MECHITA

acá van unos bocetos:

Empiezo a trabajar con una nueva imagen que se me apareció esta mañana bajo la ducha,
En mechita grabé unas tomas sueltas, como para pensar algo después, a la distancia, porque generalmente necesito observar el lugar y desplazarme por él antes de elegir que voy a tomar de todo eso. Todavía no vi el material pero recuerdo haber entrado a unos vagones vacíos, abandonados, con unas camas y unas ventanillas desmanteladas, eran pequeños cuartos de un antiguo vagón camarote.
Recorrí en la noche esos espacios cubiertos de objetos poco identificables, de acero, hierros, tuercas, bañados por una luz fría que entraba formando imágenes sobre el piso.
Lo grabé a Andrés de espaldas, con su cabeza pelada bajo la luz colgante perdiendo su cuerpo en la oscuridad, sobre las pistas de maniobras de una locomotora apagada u olvidada, no sé, solo vi a un hombre atravesando el hangar abandonado de un pasado glorioso o activo. Vi exploración y gigantes de hierro.
Grabé una riña de gallos, y a dos hombres que amaban las plumas cuando volaban entre los picos sin protectores, grabé sus ojos brillantes, deslumbrados por la danza por los rituales de su propia naturaleza, esa que marca el aire y nos deja la sangre de los ojos arrancados sin piedad.
Grabé un perro durmiendo sobre los rieles, y a una enredadera desmantelando un auto abandonado.
Saqué fotos a las comisuras de las ventanas bañadas por capas infinitas de telas de arañas, saltamontes atrapados entre sus redes, moscas, hojas secas.
Un hangar es una transformación silenciosa de formas que se vuelven blandas, que se disuelven con las luces en las noches sin luna.
Entonces pensé que el video era EL HANGAR , el lugar de transformación de la materia de los mundos olvidados, de los muertos bajos las estrellas, los muertos que llenaron esos vagones, los muertos que tomaron las piezas, los que ordenaron los estantes por orden de tamaño, de formas, de uso, de peso, de estructura, el hangar es la enumeración del pasado volviéndose futuro, objetos del óxido, objetos y pensamientos detenidos por su propio peso, por su propia inflexibilidad, su gravedad siniestra, su belleza.
Grabé pequeñas conversaciones, datos del lugar, piezas únicas como la voz.
Puzzle.
Imaginarse la increíble cantidad de acciones, de formas, entradas y salidas, cuantas veces sonó la sirena, cuantas veces un obrero entró por esas puertas, cuál fue el último en que estacionó el vagón presidencial, hecho de maderas nobles, el último día que un conductor apagó la locomotora, esa misma que unía las estrellas, el norte y el sur.

Seguiré trabajando y tratando de llegar a una conclusión,
Los quiero
Dani

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